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Historia de las joyas

Desde la más remota antigüedad, los hombres han practicado el arte de adornarse. En un principio con objetos a su alcance como plumas, huesos o conchas. Más adelante emplearon metales.

La mayor parte de los conocimientos que tenemos de las joyas provienen de los objetos personales encontrados en las tumbas egipcias. Eran valiosos objetos de oro y plata sobre los que se incrustaban piedras preciosas y semipreciosas. Algunas de sus técnicas se siguen practicando en la actualidad. Los griegos perfeccionaron la técnica de la joyería introduciendo el esmalte y la filigrana. Los romanos llegaron a dominar perfectamente la técnica del engarce. Durante los últimos años llego a tal extremo su afición por las joyas que cubrían con ellas parte de sus vestidos y calzado.

Sisi Emperatriz con collar y tiara

La emperatriz Sisi luce un espectacular conjunto de collar y tiara

A partir del siglo XV, las joyas entran de lleno en la moda de la indumentaria, las telas de seda y terciopelo de las gentes de posición elevada se adornan con perlas y piedras preciosas. En la España del siglo XVI, el arte de la joyería adquiere gran importancia a causa de los metales preciosos que los conquistadores trajeron de América. A las técnicas españolas se unen las indígenas que adoptan nuevas formas: cornetas, rosas, peces. Más adelante, el desarrollo industrial contribuyó a la democratización de la joyería realizando caprichosas joyas con materiales menos ostentosos y más baratos. El influjo neoclásico del siglo XVIII es otro factor que incita también a una mayor sobriedad.

En el siglo XIX el arte de la joyería vuelve a brillar con fuerza. Los artistas del Art Nouveau dejan a un lado los estilos históricos y adoptan los diseños naturales. Junto a las piedras preciosas emplean el marfil, el vidrio y el esmalte. En los últimos tiempos la joyería ha dado un cambio muy importante con el estudio de las gemas.
Si la joyería es un arte que viene de lejos, también las distintas piezas tienen cada una su historia particular. ¿Cuándo empezaron a usarse los brazaletes, los pendientes, las pulseras? ¿Qué éxito tuvieron en cada momento histórico?

BRAZALETES PARA TODOS

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Pulsera de plata del siglo XI. Museo Benaki. Atenas

Desde la antigüedad, es un objeto de adorno empleado por todas las clases sociales. Los ejemplares más antiguos que se conservan son cuatro brazaletes de cuentas, discos y pequeñas placas de oro con turquesas y lapislázuli encontrados en la tumba de Hetepheres, la madre de Cepos, el Faraón que tiene como tumba una de las maravillosas pirámides de Egipto.

brazaletes Hetepheres

Brazaletes de la reina Hetepheres

En Persia, donde añadieron a las joyas temas de hojas, flores y frutos, se encontraron originales brazaletes rematados con cabezas de león o con incrustaciones de granates.

En Egipto los brazaletes eran usados indistintamente por hombres y mujeres, en Grecia en cambio eran considerados como un adorno exclusivamente femenino y cuando lo llevaban los hombres se interpretaba como lujo desmesurado o afeminamiento. Lo mismo ocurría en el Imperio Romano donde raramente los llevaban los hombres. Solamente se usaban los «galbei» que tenían el valor de premio o de insignia.

A lo largo de los siglos el brazalete ha estado supeditado a la moda en el vestir, especialmente a la forma de las mangas. En el siglo XVI, las damas españolas pusieron de moda esta joya que era de oro o de cobre chapado, pero desapareció al venir la moda de los grandes puños y lechuguinas en le siglo XVII hasta que, más tarde, las damas de la Corte del Rey de Francia, al llevarse los trajes sin mangas, impusieron de nuevo el adorno. En el siglo XVIII se colocaron los brazaletes sobre el codo y estaban hechos sobre todo de oro con diamantes incrustados.

En la actualidad se permiten todo tipo de brazaletes desde los más anchos, hasta los más finos. Con piedras preciosas incrustadas o sin ellas.

LA MAGIA DE LOS COLLARES

Collar antiguo

Collar de oro. Primer cuarto del siglo V adC. Museo arqueológico de Atenas

Aunque los collares se usaron desde la antigüedad, fue en la Edad de Bronce y en la Edad de Hierro cuando aparecieron con mayor profusión. Igual que ocurrió con los brazaletes, en el antiguo Egipto los lucían hombres y mujeres y en ocasiones llevaban colgados amuletos como el escarabajo sagrado o distintas divinidades animales. En Grecia las mujeres utilizaron collares con una estructura formada por pequeñas placas articuladas sujetas al cuello por una cinta. También los formaban con cadenas de eslabones en forma de flores, más anchos en medio y disminuyendo de tamaño hacia los lados.

En Roma, los hombres los lucían como condecoraciones de carácter militar y las jóvenes usaban una pequeña cápsula colgada llamada «bulla», que era un amuleto que prevenía de las enfermedades. El mayor lujo en los collares lo encontramos en los últimos tiempos del Imperio; las mujeres lucían collares espectaculares adornados con piedras preciosas, perlas y camafeos.

Los árabes y los mudéjares introdujeron en España collares de filigrana con esmaltes, tradición que fue continuada por los plateros cordobeses y granadinos. Italia se impuso con fuerza en el arte de la joyería ya que allí utilizaban el esmalte con gran maestría y contaban con excelentes artistas. El Museo Poldi de Milán posee una valiosa colección de joyas donde pueden admirarse los más valiosos collares que destacaron en la moda joyera de la época. Con la impronta de la influencia italiana en España, en el siglo XVI, se empiezan a hacer collares formados por cartelas iguales a las usadas en la decoración arquitectónica que más adelante se adornan con esmaltes, camafeos y pedrería, características de la primera época del barroco.

joyel de la casa de Austria

joyel de la casa de Austria. Lucido por Ana Tudor. Ana de Austria, Margarita de Austria y Isabel de borbón

Los collares, tal como ocurre en la actualidad, han estado supeditados a la moda de los vestidos y en muchas épocas se han presentado en forma de colgantes. Una importante joya que lucieron en su cuello muchas reinas de España fue el «brocamatón» llamado también el joyel de la Casa de Austria. En él se encontraba el diamante «EL Estanque» y la perla «Peregrina», una de las más perfectas que se conocen. Hay un maravilloso retrato de la Reina Isabel de Borbón luciendo esta joya que fue empeñada por Felipe V para hacer frente a los gastos de la Guerra de Sucesión, aunque se recuperó más tarde y figura en los inventarios hasta el año 1474 en el que se pierde su rastro.

 

 

Detalle del joyel de la casa de Austria. La peregrina

Detalle del joyel de la casa de Austria. La peregrina

PENDIENTES PARA SOÑAR

Pendientes de oro de la edad de bronce

Pendientes de oro de la edad de bronce. Museo arqueológico de Atenas

En sus orígenes más remotos, el pendiente se llevaba como un adorno «unisex», dependiendo del país. En Grecia los usaban solamente las mujeres, en cambio, en los países de Oriente sólo los hombres. Pero así como los collares y los brazaletes han tenido que estar supeditados a la moda del vestir, los pendientes han tenido que depender a la moda del peinado. En la Edad Media con los peinados que tapaban completamente las orejas, los pendientes apenas podían ser utilizados como adorno.

En el Renacimiento, los pendientes volvieron a encontrar un m omento de esplendor y realzaron su belleza con piedras preciosas, perlas y esmaltes. Cuando en el siglo XVII la talla del diamante adquirió nuevos matices, los pendientes de diamantes eran considerados como una de las joyas más apreciadas.

A lo largo de la historia, los pendientes han tenido un gran papel como complementos de moda. Más largos, adheridos a las orejas o en forma de criolla son considerados una de las joyas que más favorecen a la mujer. Su esplendor máximo cuando forma parte de un aderezo junto con un collar y un brazalete a juego.

LA ETERNIDAD DE UN SÍMBOLO

Los primeros anillos que se conocen, encontrados en las investigaciones arqueológicas, estaban confeccionados por alambres y materiales primitivos. En las tumbas del antiguo Egipto encontramos las primeras sortijas, hechas con oro de gran pureza, en las que se escribían jeroglíficos con los nombres de sus propietarios, y otras pertenecientes a personas de clase media hechas en bronce, cerámica, ámbar o marfil.

anillo egipcio

El simbolismo del anillo alcanza su grado máximo en el anillo de oro de los enlaces matrimoniales, que fue utilizado ya en el siglo II. En la Edad Media era una muestra de fidelidad y, en las bodas, los sacerdotes que oficiaban la ceremonias empezaron la costumbre de bendecidlos para que el esposo lo regalara a la esposa y lo pusiera en su dedo anular. También en el siglo XVII se mencionaba ya el anillo episcopal, que era entregado al obispo junto con el báculo en el oficio pontifical. En los países orientales se han utilizado siempre anillos muy lujosos, no solamente en las manos, sino también en los dedos de los pies, con las piedras preciosas más variadas y valiosas como diamantes, esmeraldas, zafiros, rubíes o amatistas. En la actualidad, las sortijas son un punto fuerte en la joyería. Las utilizan las mujeres fundamentalmente, pero también los hombres, a parte del ya tradicional anillo de matrimonio.

 

Joyería Plaor

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